Hace mucho tiempo, vivia una
hombre con su dos hijas Martina y Betina.
Como eran pobres, tenían que
trabajar en un campo como agricultores. Se levantaban muy temprano, le daban de comer
a las gallinas y hiba a buscar la leche, desayunaban y luego de eso hiban a
plantar semillas de frutas y verduras, las regaban y se hiban de vuelta a su
casa.
Todos los días la misma
rutina durante un mes, fue cuando se dieron cuenta de que sus frutos y verduras
no crecían.
Miraron al cielo y se
pusieron a llorar, el sol estaba muy fuerte, esto hacía que la agricultura se
seque.
El padre a llantos pidió
ayuda al cielo, se puso de rodillas y grito:
- Por favor ayudame necesito
alimentar a mis hijas.
De repente se escuchaba una
voz.
- Es el sol! Grita Martina
El sol se acerca y el padre
intenta hablarle pero no logra comunicarse.
Las hijas al verlo se ponen
tristes.
-Yo le hablaré, he hablado con él hace tiempo atrás, es solo que se puede comunicar con los chicos- dijo Betina.
Hablaron con el sol y les dijo:
- Lo siento, pero yo no podré
ayudarles; pero tengo una idea!.. Llamen al Dios del Cielo. Él las ayudará.
Las hijas contentas fueron a
contarle la conversación a su padre.
Los tres llamaron al Dios
para saber cómo ayudar, pero como el sol, él también solo podía comunicarse con
los chicos.
Betina y Martina le contaron
su historia y que querían ayudar a su padre.
- Podrían ayudar
transformandose en algo que riegue sus cultivos, pero tendrian que permanecer al
lado mio, en el cielo- dijo el Dios.
Las chicas no querían ver
triste a su padre y dijieron:
- Queremos ser algo
grande, blanco y suave. Pero también queremos ver a nuestro padre. No podemos vivir sin él.
- Bueno, cierren los ojos y se
tranformarán- dijo el Dios.
Y así es como se formó la
nube, gracias a dos chicas que amaban a su padre.
Leyenda escrita por Nadia, de 7mo A
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